Ayer tuvo lugar en el Teatro Salón Cervantes la representación de la obra Sin noticias de Gurb, adaptación teatral de la novela de Eduardo Mendoza. De hecho, la versión escénica corre a cargo de su mujer, Rosa Novell, por lo que era de esperar que la versión fuera más que correcta. Y así es.
El teatro no se llenó completamente, y eso que era una sola función, pero en tiempos de crisis está claro que cosas actividades como ésta están entre las que más lo notan. Pero había una buena entrada, eso sí.
En el escenario, un sofá, una lámpara, un atril, dos televisiones (que irán marcando el paso del tiempo de la obra), una batería y una mesa de mezclas y sonidos. Y ese será el mismo escenario que veremos durante los cerca de 100 minutos que dura la representación, que se podría definir como lectura dramatizada del texto adaptado por el propio autor. Y ello requiere que Novell haga un enorme esfuerzo para que nos podamos meter en situación, ya que sólo tenemos la palabra (no hay cambios de escenario ni de vestuario ni más personajes en escena que ella y un músico que en pocas ocasiones interviene activamente) para hacernos la composición de lugar e imaginarnos a ese extraterrestre que llega a la Tierra en busca de su compañeros Gurb, camuflado entre la muchedumbre.
Sin embargo, y a pesar de lo arriesgado de la propuesta, las risas son constantes. Terminamos con la sensación de haber visto realmente todo lo que la actriz nos iba relatando y de haber pasado un muy buen rato.
Tan divertida la obra como la novela.
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